Sábado 20 de Abril, a las 20:00 horas, Jameos del Agua acoge el bailaor de flamenco Israel Galván de los Reyes, en el marco del Festival de Danza. El baile siempre ha sido para Israel Galván de los Reyes tan natural como respirar. Hijo de dos reconocidos bailaores sevillanos, llevaba el flamenco en la sangre, aunque él asegure que cuando era niño quería ser, como todos los niños, futbolista y, en su caso, jugar en el Betis. “He crecido en este ambiente… tanto, que mi madre seguía bailando cuando estaba embarazada de mí”, asegura. “Pero de pequeño yo era como los demás niños, quería ser un futbolista famoso”, asegura entre risas. “Bueno, realmente de pequeño lo que quería era jugar y ya está”. Sin embargo, ese no iba a ser su destino. Amante de la cultura y las artes, encontró en el baile su manera de expresar toda la belleza que veía a su alrededor e inició su carrera en 1994, al incorporarse a la Compañía Andaluza de Danza. Desde entonces su carrera ha sido imparable y su hambre por la innovación, por superar los límites establecidos por la tradición y fusionar su arte con las vanguardias, también.
Probablemente el haber crecido en ese ambiente, me ha servido para explorar mis límites. No recuerdo un solo día en el que yo no haya bailado”, afirma. “Para mí bailar es como respirar, por eso no he tenido nunca la necesidad de quedar bien, ni de demostrar nada. He pasado por etapas, claro está, y la madurez te da aún más libertad, pero es verdad que me he sentido bien explorando esos límites y traspasándolos hasta encontrar mi voz. Siempre he tenido la sensación de ser muy libre, esa es la realidad”. Para Israel Galván hubo un antes y un después en el descubrimiento de Vicente Escudero, un anárquico bailarín y coreógrafo de flamenco que hace un siglo ya traspasó todos los límites del flamenco y creó una escuela propia. “Para mí, Escudero fue una grieta dónde me escondí. Cuando descubrí todo lo que hizo y conocí todos sus conceptos, ya que fue todo un teórico, me hizo plantearme muchas cosas. Me pregunté por primera vez a dónde quería ir yo con el baile”, explica.
Galván lleva al espectador un paso más allá al eliminar la música de la escena. “Hace años, haciendo un espectáculo, “Los zapatos rojos”, me quedé parado en medio del escenario y me marché… luego volví a entrar, pero el teatro se quedó en silencio durante un minuto y al público le gustó mucho… esa reacción me hizo pensar en la importancia del silencio y poco a poco fui cambiando mi concepto del baile”, afirma. “Me imaginé mi propio cuerpo como un instrumento de percusión. Además de bailar, yo me convierto en un instrumento musical y la imagen cobra mucha más fuerza”.
En espectáculo  ‘Solo’, el bailaor explora todas las posibilidades de la danza al desnudo, de la manera más cruda y descarnada. “Creo que el espectáculo impacta a quién no está acostumbrado a algo así, pero también a las personas que han visto mucha danza. Es una experiencia íntima, muy cercana al público”, afirma, explicando que él crea sus coreografías usando ritmos hechos con las manos, los pies, el chasquear de dedos, un zapateado, su propia voz… todo forma parte de una banda sonora que es cada vez diferente y única.
Obviamente, como ocurre siempre que alguien trata de innovar, Galván se ha tenido que enfrentar a los flamencos puristas y tradicionalistas que no han visto con buenos ojos su propuesta. “La libertad molesta y yo he sufrido el estar en un terreno de nadie, pero mi camino ha sido largo. A veces tengo la sensación de que he atravesado un auténtico desierto, pero creo que he creado un estilo propio”, afirma. “Esto no ha sido de un día para otro pero era necesario. Como artista necesito crear cosas nuevas para sobrevivir en este trabajo y disfrutarlo, y eso siempre conlleva críticas. Las asumo. Cuando era más joven me afectaba, pero he aprendido a convivir con ellas. De algunas críticas aprendo y otras, las desoigo. No se puede gustar a todo el mundo”.

Galván es optimista. “Veo mucha gente joven que se ha volcado en el flamenco y que lo hace muy bien”, asegura. “Creo que hay mucho futuro. El flamenco llega cada vez a más lugares del mundo y a la gente le gusta. Creo que dentro de unos 50 años habrá una cantera enorme y de muchas nacionalidades”. Entradas 20 euros. Venta ONLINE y en los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote.

Auditorio Jameos del Agua

Redacción: Mar Arias por CACT Lanzarote

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