Las Salinas de Janubio conforman uno de los emblemas paisajísticos de Lanzarote. La economía insular, fuertemente ligada al mar en el pasado, tenía en la producción de sal uno de sus sustentos. Las salinas están repartidas por toda la isla, aunque en su inmensa mayoría permanecen inoperativas. Exceptuando la producción testimonial de las Salinas de de Guatiza (al noreste de la isla), las de Janubio constituyen la única iniciativa que mantiene con visos de futuro esta actividad tradicional. Gracias a ella se conserva también un marco fotográfico de indudable valor que le ha valido el título de Bien de Interés Cultural. A pesar de la caída de la productividad (el salinar sureño funciona muy por debajo de su potencial), su impactante construcción a base de piedra natural volcánica junto a sus vetustos molinos de viento y el producto resultante de la sal macerándose en los cocederos redondean una sobresaliente estampa arquitectónica y medioambiental.

La visita al salinar de Janubio permite el paseo a través de las veredas que comunican los cocederos de sal. En la cala norte de las salinas encontrará el almacén de la sal, punto final del proceso y donde podrá adquirir los lotes de sal marina: El elemento estándar, la sal gorda con la esencia de Janubio, y las escamas de sal (Flor de sal) reservadas para veladas gastronómicas de altura obtenidas con la paciencia artesanal de los salineros. Existen varios puntos contemplativos destinados a admirar las Salinas de Janubio. Los más destacados son el morro norte del salinar (que hace las veces de aparcamiento), el espectacular restaurante localizado en un punto elevado en su cara oeste, y en la vieja carretera de Yaiza, al este de Janubio, desde donde se obtiene una completa panorámica de las salinas.

Redacción y fotos: www.lanzarote3.com

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