El aloe vera se caracteriza por hojas carnosas y suculentas y un borde dentado. Desde el centro de la planta se desarrolla una flor con forma tubular, con tallos largos, predominantemente de color rojo. De las hojas de aloe vera es posible obtener dos tipos de extractos: jugo condensado y gel. Utilizados como sustancias terapéuticas, poseen diferentes componentes químicos, indicaciones e interacciones medicamentosas.

El jugo de aloe es laxante y purificante. El jugo condensado se obtiene principalmente de los túmulos externos, ubicados debajo de la epidermis de la hoja. Al tener propiedades laxantes, el aloe se usa contra el estreñimiento atónico (con heces duras). Usted toma una cucharada de jugo de las comidas por períodos cortos. Lo mismo la dosificación también está indicada para aquellos que desean obtener un efecto purificador en todo el organismo.

El gel regenera la piel. El gel fresco encerrado en las hojas carnosas del aloe tiene un efecto regenerador en los tejidos. El uso tópico del gel de aloe es particularmente efectivo en los siguientes casos:

Inflamaciones y dermatitis: el aloe tiene un poderoso efecto anti-dolor y antiinflamatorio. La composición química del aloe inhibe la producción de neurotransmisores producidos localmente a partir de tejidos dañados, que causan dolor y enrojecimiento de inflamaciones de la piel. El gel de esta planta también es adecuado en el caso de la dermatitis bacteriana debido a sus propiedades antibacterianas.

  1. Excoriaciones y heridas: el aloe estimula y acelera la regeneración de las células de los tejidos dañados, promoviendo así la cicatrización.
  2. Eritemas solares y quemaduras leves: el efecto calmante y refrescante del aloe alivia las quemaduras solares y estimula la renovación de la piel.

El aloe tiene una acción protectora contra los rayos UV, mejora la microcirculación y es un ingrediente excelente para los cosméticos antienvejecimiento. Es por eso que se considera un remedio natural y fitoterapéutico importante. Se utiliza aplicando una capa delgada en las áreas afectadas y absorbiendo con un masaje suave. Si se aplica sobre heridas, el punto dañado se cubre con una gasa estéril y no se masajes. Además, entre los polisacáridos, el Acemannan, se ha encontrado que tiene propiedades inmunomoduladoras, que es capaz de regular las respuestas inmunes a agentes infecciosos o sensibilizantes, como en el caso de alergias o enfermedades autoinmunes. Estos ingredientes activos hacen que la planta sea un excelente remedio para aumentar la actividad de los macrófagos (fagocitos) contra toxinas y tumores.

Esta acción, dirigida al sistema inmune, ayuda a proteger al cuerpo de infecciones virales, en caso de resfriados, fiebre, bronquitis, herpes, infecciones recurrentes. La ingesta de jugo de aloe ha demostrado ser muy útil en los casos de pacientes con H.I.V. y leucemia, por su capacidad de restablecer el equilibrio de los linfocitos T y B. Al esteroide se le atribuye la propiedad antiinflamatoria, similar a la que ejercen las drogas sintéticas a base de esteroides, frecuentemente usada en enfermedades reumatológicas de origen autoinmune, pero sin todos los efectos secundarios tóxicos de las moléculas químicas en cuestión. Por esta razón, es útil en problemas osteoarticulares, como artritis, reumatismo y dolor en las articulaciones.

Redacción: Shelly Micheletto

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